La incursión de militantes de Hamás en territorio de Israel que arrojó un saldo de casi 1.200 muertos y cientos de secuestrados, el cual profundizó y encarnizó el conflicto de medio oriente, cumplirá este lunes un año.
A las 6:30 (hora de Israel) de aquel sábado que era la última jornada del Sucot, la fiesta judía de otoño, la celebración se tornó en uno de los días más negros para la historia del estado hebreo.
Todo empezó cuando la organización islamista Hamás, que controla la Franja de Gaza desde 2006, lanzó una ofensiva sin precedentes por tierra, mar y aire.
Fueron miles de cohetes (2.000, según Israel, y 5.000, según Hamás) sobre diversos puntos del país. Un ataque masivo y previamente organizado que consiguió colapsar la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa aérea israelí.
Mientras la lluvia de proyectiles activaba las alarmas aéreas en todo Israel, cientos de militantes palestinos cruzaban la valla fronteriza: un muro de seis metros de alto de alambre (en la superficie) y de hormigón (bajo tierra) vigilado por cientos de cámaras, radares y sensores.
La tecnología de última generación del muro no evitó que los militantes se infiltraran desde más de 20 puntos de los más de 65 kilómetros que tiene la verja. Los intrusos se movieron a pie, pero también en motocicletas, camionetas y en parapentes.
Los combatientes palestinos encendieron sus GoPros y sus teléfonos móviles para grabar cómo mataban a sangre fría a más de 1.200 personas en pleno sabbat (el día de descanso de los judíos) y secuestaban a centenares de jóvenes, mujeres, niños y ancianos.
En cuestión de horas, arrasaron más de una veintena de pueblos y aldeas fronterizas, como los kibutz (cooperativas agrícolas) de Nir OZ, Be’eri o Sederot, pero también en el festival Tribe of Nova. Una fiesta por la paz que acabó en tragedia: unos 260 cuerpos magullados se encontraron en la zona.
Decenas de personas desaparecieron, fueron secuestradas en medio de un horror que aún permanece incrustado en la memoria de los israelíes.
El balance del asalto llega 1.205 muertos, incluyendo a los 251 rehenes tomados por Hamas (97 de ellos todavía cautivos).
Israel lanzó una represalia en todos los rincones de Gaza, con bombardeos que mataron a al menos 41.8760 personas, según autoridades locales.
Se arrojaron unas 85 mil toneladas de explosivos se arrojaron en Gaza por tierra, mar y aire dejando al menos 80 mil viviendas inhabitables y 125 escuelas y universidades totalmente destrozadas, mientras que casi el 90 por ciento de la población fue desplazada.
Mientras los principales dirigentes de Hamas murieron en los ataques, la comunidad internacional propone que la Autoridad Palestina, que gobierna Cisjordania, se haga cargo de la situación.
A partir del trágico día, los frentes de conflicto para Israel parecen reproducirse y en las últimas semanas inició una ofensiva contra Hezbollah, la organización proiraní que atacó Israel con cohetes en represalia por la devastación de Gaza, en territorio libanés.
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