Tras un conflicto que se desató hace mas de tres meses, trabajadores de Hey Latam buscan encontrar una solución a la perdida de sus puestos laborales luego del decreto de la quiebra de la empresa en los Tribunales provinciales.
RedBoing conversó con empleados de la empresa, quienes explicaron que la situación “de fraude” comenzó hace varios meses, cuando el empresario Martin Stauffer “mintió sobre su situación económica y dejó en la calle a 300 familias” el 1 de Diciembre de 2020.
Martín Stauffer es “Hey Latam”– sostienen los trabajadores-, el nombre de fantasía de la la empresa que nació en 2002 y que está conformada por dos razones sociales: Key Market y Contact Center & Recovery.
La empresa estaba dividida en dos: una en Dorrego y San Juan, la otra en calle San Luis. Ante el crecimiento de la firma, al empezar a especializarse en venta de servicios a aseguradoras y hasta lanzó su propio broker, el empresario decidió trasladar todo a un mismo edificio.
“En 2017, consiguió mudarse a una sede propia de 2.200 metros cuadrados y cuatro pisos en Buenos Aires al 1400, donde funcionaba hasta ese momento IAPOS”.
Allí, unos 300 empleados atendían hasta marzo a clientes del BBVA y American Express, entre otras empresas. Con la cuarentena, se trasladaron las operaciones al teletrabajo y varios de sus trabajadores fueron suspendidos tras la finalización del cobro del ATP. Allí se iniciaron los reclamos, que se hicieron visibles en varios momentos del año.
Días después de perder sus puestos laborales, el sindicato de comercio junto con una delegación de trabajadores de Hey Latam realizaron un escrache en el Country Lagos donde vive el empresario Stauffer. Allí, se apostaron con pancartas que decían “Martin Stauffer ladrón, deja de robar a los empleados” y “Compañeros de Hey Latam unidos”.
“Apenas iniciada la cuarentena Stauffer empezó a discontinuar el pago de salarios y suspender a parte de su personal. Y la última semana de noviembre, ya con varios meses de conflicto encima, respondió con la presentación de una quiebra al paro de actividades que habían iniciado sus 301 trabajadores pocos días antes”.
Para los trabajadores, la estrategia de Stauffer siempre fue clara: “deshacerse de muchos empleados con retiros voluntarios, cerrar la empresa y reabrirla con menos trabajadores, sin antigüedad y sin derechos”.
Para los empleados “Stauffer nunca mostró ni un solo balance contable que demuestre una crisis”, al contrario “cobró el ATP que brindó el Gobierno nacional para las empresas golpeadas por la pandemia, cuando esta compañía se dedica a un rubro que nunca dejo de trabajar por ser un servicico telemarketer”.
“La crisis fue una oportunidad para precarizar luego de que terminaran las ATP y haber ganado sin parar durante la cuarentena”.
En febrero lo que tanto temían los empleados sucedió: la justicia decretó la quiebra de Hey Latam” lo que “dejo al descubierto el intento de fraude y vaciamiento por parte del empresario, para continuar con sus negocios”, por eso creen que aún hoy hay posibilidades que Stauffer se haga cargo del problema que provocó “por malas decisiones” si la justicia resuelve embargar las cuentas de otras empresas del propietario y así cubrir los aguinaldos y sueldos de diciembre de todo el personal, 300 trabajadores que, además, siguen reclamando por sus fuentes laborales.
“La quiebra la decretaron el 22 de febrero pasado. Quisimos entrevistarnos con el juez y no nos recibió. Decidimos tomar de manera pacífica las oficinas de Buenos Aires al 1400”, señaló Brian Diaz.
“Hace muchos años que lo conocemos a Stauffer. La mayoría venimos trabajando con él hace años. Nunca dio la cara. La última vez que la Jueza lo citó él estaba de vacaciones en Miami y no aceptó la invitación”.
“Martín Stauffer es la persona que nos dejó en la calle”, dice Brian. Y agrega: “es un empresario corrupto al que la justicia le aceptó la quiebra.
“No sólo nos estafó a nosotros sino también al Estado”.
Para los trabajadores, su lucha debe ser “modelo” para que ningun otro empresario, como hizo Stauffer pueda quedarse con el trabajo de nadie.
“Ya demostraron que tenemos voluntad de diálogo. Ante los aprietes de la patronal, nosotros buscamos acciones pacíficas. Levantamos la circulación de la calle y mantuvimos una guardia mínima, pero aún nadie nos da respuestas. Somos estudiantes que trabajamos para poder pagar el alquiler y bancar nuestros estudios, madres solteras que tenemos que alimentar a nuestros hijos”.
Pese al contexto desfavorable, los empleados creen que todavía hay esperanzas si “la justicia actua de forma correcta todavía podríamos retomar nuestras fuentes laborales”.
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