Mientras se recupera de su internación de 37 días y pese a haberse ausentado por la mañana de la misa Crismal debido a su estado de salud, el papa Francisco se mantuvo fiel a su tradición de Jueves Santo y visitó una cárcel de Roma para compartir junto a algunos presos el día en que se conmemora la Última Cena de Jesús. Ante ellos confesó: “Quiero estar cerca de ustedes”.
El Sumo Pontífice, de 88 años, arribó poco antes de las 15 (hora local) al centro penitenciario Regina Coeli, ubicado en el barrio de Trastevere, cerca del Vaticano, en donde fue recibido por su directora, Claudia Clementi.
Luego se dirigió a la rotonda principal para encontrarse con “unos 70 reclusos, de diversas nacionalidades, que participan regularmente en las actividades y catequesis organizadas por el Capellán del Instituto”.
Así lo precisó una comunicación emitida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, que también reveló que el Papa expresó: “Me gusta hacer cada año lo que Jesús hizo el Jueves Santo, el lavatorio de los pies, en la cárcel”.
“Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de ustedes. Rezo por ustedes y por sus familias”, aseguró y, tras un momento de oración, saludó individualmente a cada uno de los presos.
La visita de Francisco a cárceles o centros de refugiados es una costumbre que cumple desde el inicio de su pontificado, en 2013: únicamente la interrumpió en 2020 y 2021 debido a la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, la actividad no había sido confirmada previamente por el Vaticano ya que dependía del estado de salud del Papa. De hecho, ese fue el motivo por el que el jefe de la Iglesia católica se ausentó este jueves por la mañana de la misa Crismal en la basílica de San Pedro, para la cual envió un mensaje.
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