Un nuevo informe publicado por la Universidad Católica Argentina ratificó, además, el aumento del trabajo infantil y de la asistencia a comedores o copas de leche.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina demostró que por fuera de las ayudas sociales del segmento etario que va de 0 a 17 años, casi el 60% asiste a algún establecimiento por cobertura alimentaria, porcentaje emparejado al ascenso de las cifras de trabajo infantil que están nuevamente a niveles prepandemia.
Con respecto al trabajo infantil los principales aumentos son en “trabajo en actividades económicas” (9,2%) y “trabajo doméstico intensivo” (6,9%) y de acuerdo al informe “la incidencia de las privaciones de recursos mantienen brechas de desigualdad social muy significativas”.
El ítem “Subsistencia” mide los indicadores de pobreza y protección social. Se habla de persona “pobre” cuando no llega a cubrir la Canasta Básica Total (que incluye alimentos, vestimenta, entre más gatos diarios), mientras que el sueldo de la persona “indigente” no alcanza siquiera para comer. Se recogió que un 61,6% (8,2 millones) es pobre y un 13,1% (1,6 millones) indigente.
De la misma manera, las ayudas sociales aumentaron en 2022 al 49,8%, en sintonía con lo que viene sucediendo desde 2015 y con el aumento de la pobreza, que marcó un leve descenso entre 2021 y 2022.
Con respecto a una alimentación saludable y a la inseguridad alimentaria total, el estudio develó que 4,2 millones de niños y adolescentes no llegan a completar una alimentación saludable según las estadísticas, mientras que hay 1,6 millones de chicos y chicas que sufren la falta de alimentación.
La muestra que tomó la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) fue realizada en 2022 a 4.816 niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años de las ciudades más importantes de la Argentina.
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