Con motivo del Día Mundial del Topless, este jueves 26 de agosto, la encuestadora IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública) ha publicado un estudio sobre la evolución de la práctica del monokini en Francia, que nunca ha sido tan poco adoptada desde los años 80.
Los resultados muestran que sólo el 19% de las mujeres lo hacen hoy en día, frente al 34% en 2009 y a más del 40% de las encuestadas en 1984. Los resultados de la encuesta confirman pues las tendencias que se vienen dando desde hace varios años, ya que tomar el sol en topless –que en su día fue una característica de muchas playas francesas– va pasando de moda.
Si bien la principal razón que aducen las francesas para cubrirse los pechos en la playa está relacionada con la salud (el 53% cita el riesgo para su piel), las jóvenes menores de 25 años lo explican sobre todo por razones de seguridad.
Lucille, una estudiante parisina de 22 años, explica que no se atreve “a hacerlo por los comentarios que ya recibo en la playa, las miradas lascivamente expresivas… Pechos desnudos, ¿qué sería? A veces me desabrocho el top cuando estoy boca abajo, pero no más. No, no somos iguales en la playa”.
En cambio, Penélope reivindica su derecho a hacerlo a pesar de haber recibido comentarios desagradables: “Me han dicho ‘¿Quieres mis manos como sostén?’ O ‘¿No tienes vergüenza? ¡Hay niños en esta playa!’ Pero me mantengo firme, si quiero hacer topless: lo hago. Es mi libertad”, insiste, al tiempo que observa que esto sólo ocurre cuando está sola o con amigas, y no cuando su novio está a su lado.
“En el imaginario colectivo, la playa representa el símbolo de una tregua estival y sería una isla de paz, pero este estudio revela que no es así, ya que en realidad es un reflejo de las tensiones sexistas que salpican nuestra sociedad”, afirma Louise Jussian, responsable de investigación de IFOP. Cabe destacar que aun cuando el número de bañistas en topless está disminuyendo, especialmente en las playas públicas concurridas, está ligeramente en aumento en las playas desiertas.
El nudismo o naturismo, que sigue siendo una práctica adoptada por una minoría de la población, no parece sufrir por su parte una caída de popularidad.
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