Resta una semana para que los santafesinos vayamos a las urnas por primera vez este año. Las expectativas fueron creciendo en la ciudadanía, aunque sigue muy alejada de la realidad de los dirigentes políticos que están inmersos en un microclima que asusta. Con un sinfín de candidatos en las cinco categorías, se hace difícil realizar un pronóstico sobre cómo se encaminarán las distintas internas, aunque hay algunos panoramas un poco más despejados. Los radicales definen sus rivalidades en los tribunales con acusaciones cruzadas, mientras que el peronismo no huele sangre y la campaña fue con el freno de mano puesto.
La elección de un andar agresivo desde el discurso de Carolina Losada marcó el ritmo de la PASO en la provincia de Santa Fe. Todos hablaron de su mensaje contra Maximiliano Pullaro, bien o mal, tanto propios de Unidos como ajenos del peronismo. Si se equivocó o no en acusarlo de tener connivencia o contacto con ciertos sectores de la policía y de las mafias, lo juzgará el electorado, aunque la sensación que le queda a todos los dirigentes y al círculo rojo es que hay algunos límites que no se cruzan. No todo vale en la política, pero ella se mostró decidida desde el primer momento en marcar la cancha con semejante acusación.
Su anclaje para poder salir feroz a los medios nacionales a revivir viejos audios del ex ministro de Seguridad con un policía al que acomodaba en un concurso y terminó acusado por vínculos con el delito complejo, o por el apoyo a un ex jefe de Drogas Peligrosas que a posteriori fue detenido por integrar una banda de narcotráfico en el sur provincial, fue que desde el sector de Pullaro estaban haciendo campaña sucia en su contra en las redes sociales con un gran presupuesto en publicidad. Finalmente, esta semana salió un fallo que ordenó a Google retirar las publicaciones que amplificaban algunos dichos de la propia Losada o de periodistas opinando sobre ella, e instó a que se investigue el origen de los fondos para el financiamiento de esa campaña.
Desde el sector de Pullaro no se quedaron de pies y manos esperando a ver cómo sucedían los hechos, e hicieron una presentación en la justicia penal contra Losada y su equipo de campaña por los delitos de injurias y calumnias ante los dichos de la candidata en los medios de comunicación contra el candidato. Elevaron allí las pruebas y seguramente correrá una investigación que tendrá sus consecuencias en el corto plazo.
Nadie esperaba una interna tan agresiva en Unidos para Cambiar Santa Fe, pero lo concreto es que esto se llevó todas las luces de la campaña, asustó a los más comprometidos pero potenció la imagen de ambos en las agendas mediáticas durante la campaña. Fein puede llegar a recolectar algo del voto consciente al que no le gustan este tipo de vínculos agresivos dentro de la institucionalidad política, pero si ha dejado esta riña muy alejado al peronismo de la discusión pública de cara a las PASO. En todas las encuestas que hay encabezan o Pullaro o Losada, con una estrecha diferencia de uno con el otro. La imagen mediática y el sello puro de la periodista contra la experiencia y la estructura del ex ministro. Final abierto.
El PJ se mostró austero. Más allá de la presencia en cartelería, sobre todo de Toniolli, Busatto y Cleri, y algunas notas periodísticas, el aparato peronista provincial no se ha comprometido para mostrar su músculo político antes de las primarias. Marcelo Lewandowski ha sido un ausente sin aviso de las participaciones públicas, sólo algún acto puntual, casi sin carteles y con un mensaje que llega de su entorno que asegura que la interna la tiene ganada y que se está guardando los cartuchos para las generales.
El análisis concreto, fuera de que los demás compitan por quedar en el segundo lugar y que eso les permita instalarse como el futuro del justicialismo en Santa Fe, es que si Lewandowski y todo el PJ queda lejos en la sumatoria durante las PASO, será difícil poder revertirlo en las generales del 10 de septiembre. Los problemas de financiamiento, o la desarticulación entre los distintos sectores que lograron la unidad aquella noche del cierre de listas entre Perotti, Giuliano y el senador, hicieron que el peronismo no muestre sus garras y cediera mucho terreno antes de la primera gran decisión electoral.
En este contexto provincial, en Rosario el intendente Pablo Javkin continúa acelerando su gestión para llegar bien parado al domingo que viene y generando una ilusión pensando en septiembre. La imagen post pandemia del jefe de Estado local se había deteriorado producto de la crisis sanitaria, la postergación de los servicios y las obras en la ciudad. Le costó salir de la agenda de la seguridad y corrió siempre de atrás a muchos problemas que le excedían -como el humo, por ejemplo- pero pudo ir sorteando obstáculos difíciles de roer. La perspectiva es que se lleve la interna, en una competencia hasta el final con Miguel Tessandori, y que quede expectante a la espera de su rival en las generales. Los otros dos, Charly Cardozo y Enrique Estévez buscan conquistar dos extremos del frente.
Sukerman cayó en este torbellino que ha sido la interna del peronismo provincial y decidió apelar a sus bases de recorridas barriales y el contacto directo con las instituciones de la sociedad civil. La sensación que tienen los actores de esa gran PASO es que hay una paridad en la intención de votos con Juan Monteverde, pero que el justicialismo debería ampliar la brecha con la estructura, aunque hoy nadie se anime a anticipar un resultado en público. Final abierto.
En cinco días comienza la veda, y luego de las PASO se despejará el horizonte de candidatos. Abruma que sean tantos, que haya tantos colores en los carteles, y desorienta el híbrido con el que todos se han presentado en público durante este proceso electoral. Hoy mismo comienza la campaña para las categorías nacionales, que por primera vez estarán intercaladas con los sufragios provinciales y generan aún más confusión a la ciudadanía. Este mundo está para el que se anima, y estas elecciones para cualquiera.
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