Cuando empiece el mundial de Qatar y juegue Dinamarca, las miradas del planeta seguramente estarán puestas en Christian Eriksen, que además de ser figura del seleccionado danés estuvo muerto durante varios minutos cuando disputaba la Eurocopa, el último año.
Es que el mundo no olvidará aquella escena dramática, el colapso cardíaco de Eriksen en pleno partido un 12 de junio de 2021 cuando Dinamarca jugaba con Finlandia: a los 42 minutos del primer tiempo, el ex futbolista de Tottenhan Hotspur se desplomó sobre el campo de juego con una postura rígida y un rictus que generó un momento de conmoción mundial.
Eriksen fue asistido de urgencia por compañeros, colegas y médicos. Los jugadores escandinavos, con reflejos de cuidado admirables, hicieron una ronda alrededor suyo hasta que salió de la cancha, para que las cámaras no tomen las imágenes mientras él convulsionaba.
Fue retirado en camilla e internado en un hospital local en Copenhague para someterse a estudios que encontraran la causa de su descompensación. Los exámenes determinaron una arritmia que no lo dejó volver por 8 meses, hasta que pudo hacerlo con la camiseta del Brentford de Inglaterra. Es que el club para el cual había jugado hasta el momento de sufrir aquel ataque cardíaco -el Inter de Italia- no le permitió volver con el desfibrilador implantado en su corazón.
El regreso se produjo finalmente a fines de febrero de este año, pasado con “Las Abejas” en la Premier League, donde completó la temporada y luego se unió al Manchester United a la espera de una confirmación del entrenador para disputar su segundo mundial sucesivo. Eriksen, según recordó la agencia Télam, “tiene 30 años y confía en aportar su liderazgo, visión de juego, capacidad de armado y remate de media distancia dentro de una selección de fútbol elegante, que es dirigida por Kasper Hjulmand, llamado por algunos como el Guardiola nórdico”.
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