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Policiales

El hombre al que filmaron robando un portero eléctrico entró siete veces a la cárcel en 45 días

El último viernes se viralizaron en Rosario dos videos de un hombre robando un portero eléctrico: uno en Pasco al 300, en el barrio República de la Sexta y otro en Libertad al 300, en la zona de barrio Martin, en el edificio lindero al que tiene pintado el enorme mural de Lionel Messi.

Los videos circularon en redes con pocas horas de diferencia y hasta parecían estar grabados en un único día, porque el sujeto vestía las mismas prendas. Sin embargo, acostumbrados a tanta noticia policial en la ciudad, a nadie pareció llamarle la atención que un hombre estuviera robando porteros eléctricos a plena luz del día, delante de cámaras de seguridad o un celular que lo grabe.

¿Qué historia había detrás de esos vídeos? El nombre del ladrón es Matías R., tiene 32 años aunque en la imagen parece más joven. Tiene antecedentes policiales de casos muy parecidos y en el barrio República de la Sexta lo conocen casi todos. En este mes y medio, fue detenido siete veces por hurto de picaportes, porteros y de una bicicleta. Y en el último año -según le confirmó una voz policial a RedBoing- tendría varias caídas más en prisión: “Más de veinte”, dice la fuente.

En 2016, Matías había sido protagonista de una buena noticia, cuando un diario de la ciudad contó que había logrado ganarle a la adicción a las drogas y que después de haber mucho pasado tiempo en el ex IRAR tras caer varias veces detenido por robar siendo menor de edad, quería salir adelante.

En esa institución, que ahora se llama Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (Ex IRAR) había pasado parte de su adolescencia. Y ahí había aprendido a escribir poemas, gracias a un taller que se dictaba para menores en conflicto con la ley penal. Inclusive había editado su propio libro, que vendía a colaboración en los pasillos y aulas de la Facultad de Psicología de la UNR.

Aquella nota al “Colo”, el que vendía poemas y había zafado de las drogas y el delito, fue hace siete años. ¿Qué pasó después? El mismo Estado que lo había cobijado para darle ayuda cuando era menor de edad, se lo encontró varias veces delinquiendo, pero no tuvo más respuestas que apresarlo y volverlo a largar a la calle.

Y entonces actuó la policía, que lo detuvo una y otra vez. O actuó la Fiscalía de Flagrancias, que una y otra vez lo liberó. Pero nada más. No hubo intercambio de información con algún área de Desarrollo Social, tampoco con un juez que pueda resolver el caso para evitar la repetición. ¿El resultado? Decenas de robos.

¿Existe alguna institución que no sea la prisión para este tipo de delitos? Porque se sabe que la pésima política carcelaria de las últimas décadas en la provincia viene generando como resultado que muchas veces alguien que entró por un robo menor, se termine convirtiendo en actor de una banda criminal con lazos narco.

En el caso de Matías, una institución que actuó en su momento fue la UNR, cuando era más joven. Como a otros chicos de su edad que entraban a vender a la Ciudad Universitaria, se buscó dar contención. “Yo lo conozco de esa época, de cuando interveníamos con la Secretaría de Extensión”, explica Andrea Nisnevich, ahora Directora de Juventudes de la Municipalidad. “Hay dispositivos y oferta para intervenir, pero siempre y cuando la persona decida permanecer en esos espacios, ya que no son obligatorios”, agrega la funcionaria.

Lo cierto es que en casos como el de Matías, el Estado en sus distintos niveles no tiene las herramientas necesarias para el abordaje. Y su historia seguramente no es la única: esta vez, pasó que un usuario de Twitter lo vio robando a plena luz del día grabó el video y conocimos su derrotero, pero en Rosario las crónicas policiales de cada día suelen repetir nombres propios, de gente que aparece de espaldas en una foto después de robar picaportes, baterías de auto, medidores, cables o placas de cementerio. Y que al día siguiente quizás esté de nuevo haciendo lo mismo. A veces caerá presa, otras no. ¿Habrá chances de que cambie algo? La respuesta no está en las redes, ni en los medios: la tienen los funcionarios.

Las últimas siete detenciones de Matías R.:

-1 de junio
La Brigada Motorizada lo detuvo con cinco manijones metálicos de puerta, un destornillador y un cuchillo.

-11 de junio
Diez días después de la detención anterior, cayó con siete picaportes robados y una barreta.

-27 de junio
Habían pasado dos semanas, cuando Matías R. volvió a ser detenido, ahora con dos picaportes.

-1 de julio
Apenas cuatro días después, otra vez lo detienen: ahora con 3 picaportes y llave fija metálica.

-7 de julio
En la misma semana, cayó detenido con una bicicleta robada.

-9 de julio
Dos días después, a Matías R. lo detienen con tres picaportes robados.

-20 de julio
La Brigada de Orden Urbano lo aprehende con un portero eléctrico robado en su poder.

 

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