El año futbolístico de la Lepra estuvo atravesado por diferentes lesiones, que no le permitieron a Sanguinetti poder armar el equipo como él seguramente hubiese pretendido. Cambios en el arco, imprevistos de último momento, jugadores claves en el esquema afuera por tiempos prolongados e inclusive el coronavirus hicieron mella en la organización de un plantel que desde un principio se sabía que era corto.
Para intentar a darle una explicación a las doce lesiones, el propio jefe del equipo médico de Newell’s destacó que se debe a la estructuración de los entrenamientos por parte del preparador físico del club. De acuerdo a comentarios que hizo en diferentes entrevistas periodísticas, “se practica como se juega”, lo que llevó a muchos futbolistas a padecer lesiones musculares. Eso, sumado a algunos imprevistos en los encuentros, llevaron a tener un plantel totalmente desarmado.
Desde la base, el argumento esgrimido por el cuerpo médico de la institución parece ser llamativo, teniendo en cuenta que habitualmente entrenan sabiendo que están constantemente al límite. Es cierto que el rendimiento físico mejoró considerablemente si se tiene en cuenta el mostrado en años anteriores, pero en la balanza parece ser más lo negativo que lo positivo.
La enfermería del conjunto del Parque llegó a tal punto que entre todos los que mostraron molestias en algún momento del semestre se puede armar un equipo que tranquilamente podría ser el titular. Para empezar, Ramiro Macagno se desgarró en el encuentro ante Platense y no pudo volver a estar ni concentrado. El arco de los lesionados ya estaría cubierto con el ex Atlético de Rafaela.
Armando Méndez, primero por coronavirus y ahora por un esguince de rodilla, prácticamente no tuvo acción en ese segundo semestre. A su lado podrían estar Cristian Lema, desgarrado y con vistas a volver contra el Tomba, y Gustavo Velázquez, con una fractura en el maxilar superior. En el lateral izquierdo se ubicaría Leonel Vangioni, ausente por lo que resta del año tras confirmarse la rotura del tendón de Aquiles en el enfrentamiento con River.
Como contención en el mediocampo se podría ubicar Julián Fernández, con esguince de rodilla, Pablo Pérez -ya recuperado pero que en su momento sufrió distensiones y esguinces- y Fabián Ángel, que prácticamente no jugó de manera oficial pero que presentó una contusión ósea en la rodilla. Entre los jugadores lesionados en ataque se encuentran -y encontraron- Juan Garro (desgarro), Juan Manuel García (distensión) y Ramiro Sordo (distensión).
Inclusive, la Lepra presentaría un cambio entre el “equipo enfermería”, ya que dentro de esa lista también se puede contabilizar a Cristian Ferreira, que después de solamente un cuarto de hora en cancha sufrió una fascitis plantar. La lesión le demandó varias semanas de recuperación y todavía no pudo volver a estar dentro del campo de juego.
El primero en poner sobre la mesa el tema psicológico en el deporte fue Ramiro Sordo, que ponderó el trabajo de los profesionales en la materia que tiene el club a la hora de trabajar el tema mental. “Siempre que los tuve a disposición fui a psicólogo deportivos. Con Kudelka tuve más opciones y a mí en el último tiempo se notó que me han ayudado”, destacó el delantero en conferencia de prensa una vez que ya se mostraba consolidado en primera división.
Evidentemente el factor mental tiene muchísimo que ver en los futbolistas a la hora de evaluar sus rendimientos tanto en los entrenamientos como en los partidos, aunque también en su desempeño físico. La psicóloga deportiva María Victoria Amelong -matrícula N° 8207- destacó en RedBoing: “La lesión se puede entender de la misma manera por factores internos (cuestiones genéticas, comportamientos, temperamento, personalidad) o factores externos (problemática social, mal estado de las canchas), que da como resultado alguna dolencia”.
“Uno de los factores internos más relevantes a la hora de analizar una lesión es la historia del estrés de ese deportista, cómo responde frente a esta situación y qué recursos de afrontamiento tiene para ello. El aumento de estrés genera una disminución del enfoque atencional, lo que lleva a que el deportista ignore información relevante para su tarea y de esta manera haya más errores de los frecuentes en la toma de decisiones y la ejecución deportiva, que trae aparejado un aumento de la probabilidad de lesión”, agregó al respecto.
Algunos ejemplos pueden ser:
- Encontronazos fortuitos: conducta inadecuada, sobre motivación
- Exceso de activación fisiológica que derive en una falta de coordinación motriz, lleva a que los movimientos no sean acordes.
- Disminución en la motivación: nivel de activación demasiado bajo y relajado que no permite afrontar la competencia de manera óptima.
- “Salida elegante frente a entornos de presión”: Frente a situaciones potencialmente estresantes hay deportistas que se lesionan para no afrontar la situación y evitar la posible frustración de no alcanzar el ideal propuesto.
- Familia: deportistas exiliados que no tienen la contención familiar necesaria, siendo esto causa de estrés u obteniendo el beneficio secundario de indirectamente tener la familia cerca.
- Duelos: El deporte a veces no permite transitar los duelos de manera ordinaria, la lesión a veces es el costo con el que el deportista logra tramitar afectivamente toda la carga y la movilización que estos acontecimientos provocan.
“Lo que no se tramita a través de las palabras, se tramita en el cuerpo”, destacó Amelong.
– ¿Cuánto tiene que ver eso a la hora de recuperarse?
– Reconocer los motivos intrínsecos de las lesiones es sumamente importante a la hora de la recuperación para poder desarrollar factores protectores que ayudan a atravesar el proceso y prevenir futuras recaídas. Poder ponerle palabras al hecho permite identificar y registrar la propia emocionalidad que a veces es dejada de lado frente a estos acontecimientos aumentando las situaciones de presión y exigencia que llevan a la repetición.
– ¿Cómo se puede ayudar desde tu lugar al futbolista para que pueda recuperarse?
– El primer paso es aceptar la lesión y acompañar el proceso de duelo que el deportista tiene que enfrentar. Negar la lesión, enojarse porque ocurrió son momentos naturales dentro del proceso. Una vez transcurridos aparece la ambivalencia donde se empieza a negociar con la lesión y percibir las cosas que aún puedo hacer o mejorar. La depresión es una etapa importante que permite aceptar lo ocurrido y volver a la actividad. Todas las etapas son sumamente importantes, pueden durar más o menos tiempo dependiendo de cada deportista. No son buenas ni malas, son funcionales para favorecer la palabra y la emocionalidad.
“El establecimiento de objetivos acordes a cada etapa e ir regulando las expectativas de la recuperación tienen un lugar central en el proceso”, destacó María Victoria.
Para finalizar, y a manera de explicación sobre los pasos a seguir, Amelong cerró: “En relación a las estrategias cognitivas se utilizan mucho los ejercicios de relajación y visualización. Estos permiten seguir entrenando por imaginería, siendo herramientas que permiten la optimización y depuración de la técnica. También se trabaja mucho en la prevención de lesiones trabajando de manera conjunta con otros profesionales, haciendo hincapié en el descanso, la alimentación e hidratación”.
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