Las fiestas suelen bajar mucho la concurrencia en las salas por lo que no es habitual que lleguen estrenos fuertes. Solo dos películas arriban a las salas rosarinas: “No quiero ser polvo” y “Paula” son los dos films -uno mexicano y el otro argentino- que se estrenan en la ciudad. Reviews, trailers y donde verlas, aquí.
“No quiero ser polvo”
La historia de esta película está basada en hechos reales ocurridos en la década del 90. Así lo reveló su director, el mexicano Iván Löwenberg, también parte del elenco, en el rol del agobiado hijo de una mujer obsesionada con el new age que se aferra al pronóstico de una teoría catastrófica y sin fundamentos que además predica con esmero entre sus familiares y allegados como una profecía indiscutible.
Hay una evidente pulsión de muerte en ese personaje que Bego Sainz interpretó con una solvencia admirable a pesar de que no tenía ninguna experiencia previa en cine. Su obstinación, apoyada en la fe ciega que le exige esa “comunidad espiritual” (por denominarla de algún modo genérico), produce inquietud, incomodidad y resquebrajamientos en su entorno. Sobre todo porque en los hechos funciona con la lógica de una secta, e incluso lisa y llanamente como un negocio opaco y lucrativo. El film, una coproducción entre México y Argentina (en el reparto hay tres actrices de nuestro país: Anahí Allué, Agustina Quinci y Romina Coccio), trabaja muy bien ese clima denso que se acentúa todavía más en un final sugestivo.
Resuenan los ecos de la fiebre planetaria por la amenaza del Y2K y otros vaticinios bizarros que en el pasado insólitamente funcionaron en el imaginario de muchísima gente sin justificaciones racionales, creencias inspiradas por el pensamiento mágico que hoy, en la era de las redes sociales y las fake news, también hacen pie en el terreno de la política. En el Hoyts.
“Paula”
La Paula del título (impecable trabajo de Lucía Castro) está por iniciar el tercer año del colegio. Y no es precisamente uno más, ya que vendrán las fiestas de 15, los salidas nocturnas en grupo desoyendo mandatos y permisos, experiencias con mayor grado de exposición y cada vez menos inocentes juegos de seducción.
A la angustia propia de la edad y de la situación, Paula le suma las presiones por adelgazar. En tiempos de cuerpos normativos, de estereotipos, de cánones impuestos desde el afuera, ella sufre por sus rollos, su acné y busca fórmulas mágicas en foros de Internet, que van desde dietas supuestamente milagrosas que prometen hacer bajar diez kilos en tiempo récord hasta la inducción del vómito con el riesgo concreto de la anorexia.
Para colmo, Paula tiene una hermana mayor, Sofi (Virginia Schulthess), que es flaca y muy atractiva, por lo que parece concitar mayor interés por parte de sus padres. Cómo sortear las injusticias y las tensiones es parte del camino que deberá transitar la protagonista y que Wehbe narra con recato, pudor, pero al mismo tiempo con convicción y empatía.
Puede que en algunos momentos la película ceda a ciertos lugares del género de las historias coming-of-age, pero la intimidad de Paula y la dinámica grupal con sus amigas están descriptas con una sensibilidad que convierten al film, con su abordaje de las presiones psicológicas y de los trastornos alimenticios, en otro valioso exponente del cine cordobés de y sobre jóvenes. En el Showcase y en el Hoyts.
Fuente: Otros Cines, Diego Batlle, La Nación, Alejandro Lingenti.
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