Se llaman Robert Muli e Ismael López Dobarganes, caminando por la frontera ante el sonido de un castellano perfecto se toparon con el cronista. Un caso que suele darse es de contar con cierta cordialidad para quienes trabajan en el lugar, la prioridad la tienen los ucranianos y el resto puede esperar pero al rato recibe la atención necesario. Ellos con su vehículo recorrieron más de 3600 kilómetros desde Gerona (ciudad perteneciente a la comunidad autónoma de Cataluña) para ayudar y organizar a refugiados que lleguen de Ucrania sin importar su nacionalidad, y que decidan ir a España, aunque también a otros países, si así lo requieren. “Los buscamos, les damos hotel, una cama, comida y los trasladamos hasta dónde se pueda, si es España, mejor”, contó Robert.
Están en la frontera, Medyka es la ciudad, y desde ahí hacen su trabajo que requiere de una gran organización. “Ya hemos trasladado a Barcelona a 15 personas que serán recibidas por varias familias, y esta noche (martes) vamos a llevar a 9 más pero a Madrid. Ya están los vehículos destinados para ellos”, agregó Ismael.
Cuando se los consultó sobre el motivo que los movilizó a emprender el viaje en auto, Robert dijo: “De alguna manera el Miércoles de ceniza (día santo cristiano de oración y ayuno, está precedido por el Martes de carnaval y es el primer día de cuaresma) el papa Francisco pidió ayuno y rezo por los refugiados ucranianos. Nos pusimos de acuerdo con Ismael que debíamos estar acá y andamos, como lo ves”.
Para ellos ayudar no es un arrebato de momento impulsado por la emoción de querer estar. Ellos en su Gerona natal viven del socorro. Ismael López Dobarganes fundó la ONG “Gaia”, que es un centro de rescate y recuperación de animales víctimas de la explotación en España. “Fue por medio de mi instagram (@fundacionsantuariogaia, cuenta con casi 100 mil seguidores) que conseguimos el dinero para emprender el viaje y movernos aquí organizando a la gente. Con las personas que viajarán más tarde ya habremos rumbeado a 24 para España, pero si desean ir a otros países manejamos los contactos para hacerlo”, señaló Ismael.
Está claro que el tema de los animales en la frontera para ellos no es una cuestión casual, a propósito de ellos Ismael indicó “es que la gente que tiene la mascota, y es gente de bien, la considera uno más de la familia. son tremendos los casos de los perros de gran porte, como los pastores, que hay muchos y eso es complicado. Es una situación que parte el alma, pero los que estamos aquí no vinimos de vacaciones y sabemos que debemos amigarnos con el dolor, a algunos les costará más que a otros. Nosotros intentamos calmarlos y buscarles traslados en tren, es difícil que los perros grandes sean recibidos en autos u ómnibus”.
Historias que se van sucediendo una detrás de otra, diferentes, singulares, pero al cabo parecidas. Solo se trata de ayudar, para eso vinieron y eso es lo que hacen. “Hasta que Dios quiera”, contestó Robert sobre el tiempo que iban a permanecer en la frontera. Mientras tanto al publicarse esta nota, ya habrá 24 personas a las que Ismael y Robert los pusieron de cara a un porvenir. Y esa es su misión de guerra.
Comentarios