En la mañana del pasado 10 de octubre y con mucho sigilo, una sofisticada organización con su líder en San Isidro realizó un secuestro extorsivo en Rosario: una mujer y su pequeño hijo, al que estaba por llevar a la escuela, fueron levantados ese día de la cochera del lujoso edificio en el que ambos vivían a pocos metros del Monumento a la Bandera. Un rato después, eran trasladados a un barrio privado en San Nicolás y comenzaban las comunicaciones de la banda con un poderoso empresario rosarino, padre del menor y ex pareja de la víctima.
Los secuestradores usaron técnicas de película y venían de hacer complejas tareas de inteligencia. Sin embargo, no sabían que venían siendo investigados por la justicia federal, que logró dar con ellos y desarticular a la banda, que había ejecutado ya otros secuestros similares en 2021 y en enero de este año.
Ese mismo día, se consiguió que la mujer y su hijo sean liberados. Y dos meses después, se avanzó con detenciones que se concretaron esta semana. El operativo sumó dieciséis allanamientos esta semana en Rosario y San Nicolás. En las próximas horas, los seis detenidos serán indagados.
la investigación pudo establecer que los secuestradores habían clonado antes el control para abrir el portón de la cochera del edificio y el operativo se hizo allí, en el subsuelo de la propiedad cuando la secuestrada estaba por llevar a su chico a la escuela.
La mujer y su hijo permanecieron secuestrados durante unas quince horas, en las que le pidieron tres millones de dólares al empresario que es padre del menor. El rescate no llegó a pagarse, porque en ese tiempo que las víctimas estuvieron cautivas en San Nicolás, adonde habían sido llevadas con sus ojos tapados en la Traffic que los había secuestrado.
La fiscalía federal a cargo de Javier Arzubi Calvo detalló que la misma organización había ejecutado otro secuestro con la misma modalidad en enero pasado y que en 2021 habían logrado cobrar una suma millonaria tras mantener cautivo a un empresario al que habían levantado al salir de la torre Aqualina, en la misma zona donde se produjo el rapto en octubre pasado.
La banda actuaba en distintas ciudades del país y disponía de una sofisticada logística y capacidad operativa. Seleccionaba premeditadamente a sus víctimas, les realizaban tareas de seguimiento y de inteligencia, las capturaban y mantenían cautivas en diferentes inmuebles que disponía la organización criminal, todo ello con el fin de obtener millonarias sumas de dinero en concepto de rescate y a cambio de su liberación. Para capturarlas, simulaban procedimientos policiales, de citación judicial y, en otro caso, directamente, se hicieron de un control remoto clonado para acceder a la cochera del edificio donde residían las víctimas.
Los secuestradores utilizaron técnicas complejas para evitar ser descubiertos, recurriendo a patentes e identidades falsas, teléfonos celulares sin localizadores y con alteraciones en su estructura que impedía su identificación e inhibidores de señal. Además, se descubrió que alquilaban inmuebles temporales en San Nicolás para alojarse mientras hacían tareas de seguimiento previas y para mantener cautivas a sus víctimas. Se detectaron dos inmuebles de cautiverio a lo largo de la investigación y en ambos casos se presentaron como trabajadores eventuales del puerto.
Para canalizar las exigencias extorsivas, se valían de teléfonos de tecnología vieja, que eran acondicionados previamente limando sus números identificatorios, desconectando sus pantallas (que no encendían) y desconectando el teclado. Dichos aparatos eran identificados con números y eran entregados a un familiar de la víctima cautiva, encargado de recaudar y entregar el dinero exigido para liberar a las víctimas, todo bajo estrictas instrucciones y
amenazas de muerte. A su vez, para realizar las llamadas extorsivas, la banda utilizaba una línea distinta para cada llamado que realizaban siempre de locaciones diferentes y encubrían su voz con distorsionadores. Cabe señalar que, durante la ejecución de los secuestros extorsivos, la banda operaba con estructuras celulares y roles previamente definidos, mientras una parte de la banda estaba a cargo del cautiverio de las víctimas en la zona aledaña a la ciudad de San Nicolás, la otra se encargaba de realizar las extorsiones y el cobro en el conurbano Bonaerense,
en el partido de Avellaneda.
Los integrantes de la organización
El jefe y cerebro de la banda fue identificado como Claudio Daniel Coto, residía en una valiosa vivienda ubicada en una de las zonas urbanas más costosas del país, en la localidad de Béccar, partido de San Isidro. Cuenta con un frondoso prontuario de delitos, vinculado con robos en distintas ciudades del país y falsificaciones de documentos. Lo mismo sucede respecto de su hombre de confianza y encargado de coordinar toda la parte operativa de la banda, Néstor
Adrián Santabaya, domiciliado en la localidad de Wilde, provincia de Buenos Aires. Había sido detenido en el marco de una persecución policial hace unos años, movilizándose en un auto con elementos usualmente utilizados para realizar secuestros y robos de mercadería transportada en camiones (sirena policial, patentes de automóviles, teléfonos celulares de la misma tecnología que los entregados en los secuestros extorsivos, inhibidores de señales, gps y
handys). Pesan sobre él antecedentes de asociación ilícita y robos agravados. También, recientemente, fue detenido por robar una empresa de apuestas en CABA, apropiarse de una millonaria suma de dinero y huir en una ambulancia que posteriormente incendiaron.
También fue identificado otro de los integrantes, Sebastián Ezequiel Pugliese y su pareja Silvia López, ésta última oriunda de Misiones. Pugliese fue el conductor del vehículo utilizado en, al menos, uno de los secuestros que se le reprochan a la banda, siendo, además, uno de los encargados de realizar el seguimiento del pagador desde la zona aledaña a la ciudad de San Nicolas hasta el lugar de pago en la ciudad de Avellaneda. Para ello, la banda contaba con un complejo sistema de postas a fin de monitorear en forma encubierta el desplazamiento del pagador, durante el cual lo hicieron cambiar de teléfono debiendo colectar aparatos que escondían previamente a ese efecto.
Además, se estableció que Pugliese junto con su pareja, se alojaron en la casa quinta del cautiverio de una de las víctimas. En este lugar también se detectó la presencia de otro de los detenidos, el llamado Emiliano Acuña.
El primero de los hechos que fue denunciado se cometió el 24 de enero de 2023, a raíz del cual tomó intervención la Fiscalía Federal de San Nicolás, a cargo del doctor Matías Di Lello, con intervención del Juez Federal de San Nicolás, a cargo del doctor Carlos Villafuerte Ruzo. El segundo de los hechos de secuestro extorsivo atribuido a la banda se cometió el 10 de octubre de 2023, esta vez con intervención de la Fiscalía Federal nº 1 de Rosario, a cargo del doctor
Arzubi Calvo y con intervención del Juzgado Federal nº 4 de Rosario, a cargo del doctor Marcelo Bailaque. Asimismo, ambas investigaciones contaron con la colaboración de la Unidad Fiscal Especializada en Crimen Organizado (ex UFESE), a cargo del doctor Santiago Marquevich. Cabe destacar el trabajo conjunto y coordinado que llevaron adelante los fiscales antes mencionados y de los fiscales penales coadyuvantes Andrés Montefeltro, Soledad García y
María Virginia Sosa (de la fiscalía federal de Rosario), María Marta Poggio (de la fiscalía federal de San Nicolás) y del Auxiliar Fiscal Ignacio Rueda (de la UFECO), circunstancia que favoreció notoriamente el avance de las investigaciones de secuestro extorsivo y asociación ilícita, la identificación y la detención de sus autores. Cabe señalar que durante las investigaciones se logró establecer que la banda había cometido un tercer secuestro extorsivo en el año 2021 que no había sido denunciado, entre otros delitos contra la propiedad, las personas y la fe pública.
Asimismo, en los casos de mención intervinieron y trabajaron conjunta y coordinadamente el Departamento Antisecuestros Norte de la Policía Federal Argentina y la División de Tecnologías Aplicadas de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
El martes 19 de diciembre de 2023, se realizaron 16 allanamientos y se detuvo a 6 miembros de la organización criminal, permitiendo así desbaratar a la banda de secuestradores más peligrosa de los últimos 10 años, teniendo en cuenta los montos millonarios que cobraban como rescate, su logística y su compleja forma de operar, además de sus ramificaciones en el mundo del hampa. Este viernes, los imputados serán indagados en la sede de la Fiscalía Federal de San Nicolás.
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