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Rosario

Desarticularon una banda integrada por presos y un ex policía: tenían un arsenal

Parte del arsenal encontrado a la banda mixta que investigó el fiscal Carbone.

Una serie de allanamientos de la AIC logró desarticular este martes una banda que extorsionaba y ejecutaba balaceras en la zona norte de Rosario. Un dato llamativo de la investigación liderada del fiscal Franco Carbone es que el grupo estaba integrado por presos y también por un policía retirado. Además, otro elemento inhabitual es que las pesquisas comenzaron por un ataque dirigido contra el propio grupo allanado, que por error terminó baleando a personas ajenas a la causa: fue en septiembre, cuando varios comercios del barrio de Arroyito resultaron baleados y un vecino fue herido.

Lo que se informó oficialmente hoy fue que personal de la Agencia de Investigación Criminal del Ministerio de Seguridad Provincial allanó varios domicilios de Rosario, Roldán y Sen Jerónimo, además de las cárceles de Coronda, Rosario, Piñero y Pérez. Y que el resultado fue la detención de tres hombres, uno de los cuales era policía retirado. Además, otras cinco personas que eran parte de la organización estando presas también quedaron implicadas en la causa. Los ocho serán imputadas por el fiscal Carbone en las próximas horas.

En los allanamientos se logró secuestrar gran cantidad de armas de fuego: cinco pistolas de diferentes calibres, cinco escopetas, municiones, teléfonos celulares, un handy, dinero en efectivo, dos motos, tres autos y otros elementos de interés para la causa.

La balacera por error que abrió la investigación

El dato al que pudo acceder RedBoing es que la banda comenzó a ser investigada por un hecho casi fortuito: el último 5 de septiembre pasadas las siete de la tarde desconocidos habían baleado un kiosco en calle Génova, pocos metros al oeste del cruce con Avenida Alberdi. Según el relato de los vecinos, una persona había ingresado al comercio y había empezado a disparar, sin mediar palabra ni mostrar intención de robo. A la salida, también había disparado contra los negocios vecinos alcanzando los vidrios de una carnicería y una agencia de lotería.

Como resultado del ataque, un joven resultó gravemente herido. El video con su imagen sangrando recorrió todos los noticieros y portales web esa misma noche. En la mañana siguiente, los vecinos contaban con estupor lo que había pasado. Entre los investigadores había desconcierto en las primeras horas, hasta que alguien -en estricta reserva- sugirió una hipótesis que terminó resultando reveladora: “Unos metros más allá de los comercios baleados quedó intacto un kiosco, que tendría alguna vinculación con personal policial. Quizás la balacera era para ellos y se equivocaron los tiradores”.

El fiscal Franco Carbone empezó a investigar el dato y casi dos meses después se logró determinar que ese comercio era atendido por el hijo de un policía retirado. Y que ambos participaban de una banda que efectuaba balaceras y extorsiones, que entre sus integrantes también tenía relación con varios presos.

El joven que casi pierde su vida, por una balacera por error.

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