El ex gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, fue condenado a ocho años de prisión efectiva e inhabilitación perpetua por los delitos de negociación incompatible con la función pública y peculado en las cinco causas que enfrentaba en los Tribunales provinciales. A las pocas horas del fallo, Alberto Fernández le aceptó la renuncia como embajador de Israel.
La fiscalía había solicitado la pena de 12 años de prisión que se lo inhabilite para ejercer cargos públicos, aunque su defensa pedía la absolución. La Justicia resolvió que Urribarri fue culpable y direccionó contrataciones de publicidad del Estado provincial para fines particulares.
Entre otros hechos relacionados, favoreció a su cuñado Juan Pablo Aguilera, quien trabajaba con un sistema de testaferros para adquirir fondos de la publicidad en vía pública. También fue condenado a 6 años y medio de prisión.
También se mencionó en los argumentos el proselitismo hecho en un balneario de Mar del Plata en 2015 y difusión de spots en la Cumbre del Mercosur que se realizó en la capital entrerriana en 2014, donde se proponía como la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner.
También condenaron al ex ministro de comunicación de su gobierno, Pedro Báez, a 6 años y medio de prisión, y absolvieron al ex ministro de Turismo Hugo Marsó, quien también había sido acusado por la fiscalía.
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