Seis personas irán a juicio sospechadas de haber planificado y ejecutado secuestros extorsivos con empresarios o familiares como víctimas en Rosario y en Villa Ramallo. La acusación es de los fiscales federales Matías Felipe Di Lello, y Santiago Marquevich. Los imputados están en prisión preventiva. Para la justicia el líder de la banda era un comerciante y el resto del grupo estaba integrado por un mecánico, un animador de eventos infantiles, un cerrajero y su pareja, además de un remisero que también era propietario de una parrilla.
Una de las víctimas fue un empresario petrolero y ex corredor de TC, secuestrado en enero de 2023 en la localidad bonaerense de Villa Ramallo: circulaba en su camioneta Amarok por un camino de tierra cuando fue sorprendido por un falso operativo policial que incluyó dos vehículos detenidos -uno con balizas- y hombres con uniformes de la Policía Federal. Por él, los secuestradores pidieron un millón de dólares.
En octubre de 2023 intentaron un segundo secuestro, que falló. Y cinco días después insistieron para concretar el operativo. Las dos víctimas fueron la mujer de un empresario farmacéutico rosarino y su hijo. Los hechos se produjeron en la cochera del edificio en el que vivían.
Mientras estuvieron cautivos, la mujer y su hijo permanecieron escondidos en una quinta en Avambae, un barrio elegante en las afueras de la localidad bonaerense de San Nicolás. Desde allí, los secuestradores se comunicaban con el empresario rosarino para pedir dinero por el rescate: exigían tres millones de dólares.
La pareja del empresario farmacéutico y su hijo fueron liberados más tarde, cerca del lugar en el que habían estado secuestrados. Antes, su marido había hecho la denuncia y por eso recibió por Whatsapp un mensaje de la banda: “Te gusta más la plata que tu hijo, no entendiste, te dije que no digas nada y llamaste a la policía”.
Una Trafic en un secuestro y en un golpe millonario
En el doble secuestro en Rosario en la cochera de un edificio, se usó una Trafic blanca. Para la justicia, es el mismo vehículo que -ploteado como ambulancia- se usó el 21 de octubre de 2023 en un robo de 530 millones de pesos a una financiera del microcentro porteño, que apareció incendiada en el partido bonaerense de Lanús. Por esa causa, la Justicia Nacional detuvo a uno de los que terminó también imputado como secuestrador.
Dos años antes, en julio de 2021, un financista rosarino fue secuestrado a pocos metros del Monumento a la Bandera. Para los fiscales el hecho fue ejecutado por la misma banda, aunque no fue incorporado a la base fáctica por la cual se requiere la elevación a juicio, pero sí lo describieron “para delimitar el espacio temporal de actuación de la asociación ilícita conformada por los imputados”, sostuvieron los funcionarios judiciales en su escrito.
Al financista se le presentaron desconocidos diciendo que tenía que acompañarlos para una citación judicial: lo estaban por secuestrar. Después de una hora de viaje, lo dejaron cautivo en una casa y con su celular llamaron al gerente de su empresa bursátil y le dijeron que buscara en una cochera una mochila donde había celulares y una carta donde le exigían 1.500.000 dólares para liberar a la víctima. Finalmente, se pagaron 80 mil dólares y 1.200.000 pesos.
Por la noche, el empresario rosarino fue liberado en un camino de tierra y con la ayuda de un automovilista llegó a Empalme Villa Constitución. La banda usaba para propiedades de alquiler temporario para tener cautivas a sus víctimas y entregaba siempre una mochila con instrucciones para los que tenían que continuar negociaciones e instrucciones que daban para el pago del rescate.
El requerimiento de elevación a juicio fue presentado ante el titular del Juzgado Federal Nº2 de San Nicolás, el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo, por Di Lello y Marquevich. Por su parte Javier Arzubi Calvo, fiscal federal de Rosario, también formó parte del equipo de investigación del MPF que llevó adelante la instrucción que culminó a fines del año pasado con los allanamientos y las detenciones de los presuntos integrantes de la banda.
El modus operandi
Los fiscales describieron el patrón que se repitió en los distintos hechos atribuidos a la banda: se realizaban tareas de inteligencia previa; las personas secuestradas eran previamente seleccionadas y contaban con un “elevado perfil patrimonial”; el cautiverio se daba en casas en San Nicolás alquiladas en forma temporal.
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