“Este hallazgo nos dice que al centrarse en los anticuerpos que se dirigen a estos sitios altamente conservados en la proteína de pico, hay una manera de superar la evolución continua del virus“, aseguró.
Los científicos detectaron también 37 mutaciones en la proteína de pico de ómicron, que utiliza para apoderarse de las células. Se trata de un número inusualmente alto, por lo que se cree que este podría ser uno de los factores para entender su rápida propagación y capacidad de infectar a personas vacunadas o que ya hayan pasado la enfermedad.
Durante el estudio, los investigadores diseñaron un “pseudovirus” incapaz de replicarse para producir proteínas de pico en su superficie, tal y como lo hacen los coronavirus. “Luego crearon pseudovirus que tenían proteínas de pico con las mutaciones de ómicron y las encontradas en las primeras variantes identificadas en la pandemia“, explica el comunicado. De ese modo, pudieron experimentar y evaluar los efectos de las mutaciones.
Finalmente, lograron identificar cuatro clases de anticuerpos capaces de preservar su capacidad para neutralizar la ómicron y dirigirse a una de las cuatro áreas específicas de la proteína de pico presente no solo en las variantes del SARS-CoV-2, sino también en un grupo de coronavirus relacionados, llamados sarbecovirus. Esas áreas son denominadas ‘conservadas’ y pueden persistir al desempeñar una función esencial que la proteína perdería si mutaran.
“El hallazgo de que los anticuerpos pueden neutralizar mediante el reconocimiento de áreas conservadas en tantas variantes diferentes del virus sugiere que el diseño de vacunas y tratamientos con anticuerpos que se dirijan a estas regiones podría ser eficaz contra un amplio espectro de variantes que surgen a través de la mutación”, concluyó Veesler.
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