A casi veinte días del hecho, este miércoles se realizó en el Centro de Justicia Penal la audiencia imputativa por el homicidio de Ivana Garcilazo. Y no es poca cosa, en una ciudad con tantos crímenes impunes en la última década, que la justicia haya identificado en tan poco tiempo a los sospechosos del aberrante crimen de la hincha de Rosario Central que fue asesinada a baldozasos cuando volvía a su casa después del clásico con Newell’s del pasado 30 de septiembre.
Como resultado de la acusación del fiscal Gastón Ávila, uno de los tres sospechosos quedó en prisión preventiva por el plazo de ley. Se trata de Ariel Cabrera, que estuvo presente en la sala 10 esta tarde, con una remera color salmón, sentado al lado de sus abogados. Imputado ahora como homicida, hasta el día del crimen trabajaba como profesor de educación física y coordinaba las divisiones infantiles del Club Social Lux además de estudiar historia. Y tras haber intentado seguir unos días con su vida normal después de la fatídica tarde del clásico, decidió entregarse en la AIC la semana pasada, después de que el Ministerio Público de la Acusación difunda una imagen con su nombre marcándolo como uno de los presuntos autores del crimen.
De los otros dos sindicados por la Fiscalía como presuntos autores del hecho, uno está identificado y prófugo de la justicia, es Damián Reifenstuel; mientras que del tercero, amigo de él y de Cabrera, no se conoce la identidad.
Sobre Cabrera, el juez Florentino Malaponte al aceptar la imputación y el pedido de prisión preventiva, señaló que no se había puesto a disposición de la justicia hasta que no se conoció el video con su rostro. Y sostuvo que era indistinto si las baldosas que él había arrojado en la esquina de Montevideo y Ovidio Lagos al paso de Ivana Garcilazo y su marido, habían pegado o no en su objetivo. “Los tres fueron co autores del hecho. Y podían representarse la muerte de la víctima como consecuencia de lo que hacían”, indicó el magistrado a la hora de comunicar su resolución.
Instantes antes, el fiscal Ávila había dicho, en respuesta a un planteo del abogado defensor, Sergio Larrubia: “El primer informe de la autopsia indica que Ivana murió como consecuencia del impacto en su cabeza de una de las baldosas que arrojaban los tres sospechosos. Pero el final podría haber sido el mismo si caía en la calle por esquivar lo que le tiraban y la pisaban los vehículos que venían detrás”, dijo el funcionario del MPA.
Para el juez Malaponte, el dato de que Cabrera y Reifenstuel eran docentes significó un agravante a la hora de pensar en las consecuencias de lo que hacían ese sábado, cuando esperaron a los hinchas de Central que volvían por Ovidio Lagos hacia sus casas en la zona sur tirándoles baldosas en la esquina de calle Montevideo.
Detalles de la escena
Ariel Cabrera tiene 42 años y se había fugado luego de que se publiquen los videos en los que se lo ve corriendo luego de cometer el crimen. El hombre había ido a trabajar al club Social Lux luego del clásico entre Central y Newell’s con normalidad, pero de un día al otro no apareció más.
Durante la audiencia imputativa, el fiscal Gastón Ávila detalló la evidencia colectada en estos días. E indicó que que Cabrera y Reifenstuel se juntaron con el tercer sospechoso a ver el partido en barrio Agote, en un domicilio en Catamarca e Iriondo. Así lo pudo determinar por el impacto de antenas de celular de ambos sospechosos que ya fueron identificados. Y una vez terminado el encuentro, se dirigieron los tres a Montevideo y Ovidio Lagos.
Según la autopsia, Ivana murió como consecuencia del impacto de la baldosa y no de la caída al piso.
“Al ver venir a Ivana e identificarla con los colores de Central, tomaron baldosas del suelo y comenzaron a arrojarle sabiendo de la posibilidad de que podían causarle la muerte. Luego del impacto, la mujer cayó desplomada y Daniel, su novio, detuvo la moto en la que se trasladadaba”, relató el fiscal.
Para dar con la identidad de los autores del hecho, Ávila relevó cámaras de seguridad de la zona y tomó testimonio a numerosos testigos, entre ellos a un taxista que fue importante para la causa.
Esa persona relató cómo había visto en primera persona a los sospechosos tirar baldosas a Ivana y su novio, mientras él esperaba que le de verde el semáforo por Montevideo. Enseguida dio vuelta a la manzana para encontrar a dos de ellos, que se habían escapado hacia Richieri. Y allí se cruzó con Reifenstuel, a quien le dijo: “Mataste a la piba”. Ese cruce es el que se puede ver en el video que difundió el MPA. En ese mismo momento, Cabrera huía para el otro lado, con la linga de moto que le había robado al marido de Garcilazo.
La calificación legal y el trabajo de Fiscalía
Al desplegar lo hecho durante estos días de investigación, el fiscal también contó la valiente actitud que tuvo la mujer de Cabrera que al ver el video en el que reconoció a su pareja, se presentó a la Comisaría 2da para decir que sabía quién era ese que se veía correr con una linga.
Ávila reveló que la mujer agregó al dar su testimonio que Cabrera no había dicho nada en su casa sobre lo que había pasado, en todos esos días. “¿Por qué no me contaste?”, recriminó ella en la última conversación que tuvieron por Whatsapp. “Porque pensé que te podías enojar”, explicó su marido.
También se supo en esa parte de la audiencia que el acusado había usado rodete en los últimos cinco años, pero se cortó el pelo el día antes de la difusión del vídeo del MPA. A la información la brindó su mujer.
Ese testimonio serviría además en la audiencia para demostrar el grado de peligrosidad procesal que había para con el imputado. El juez lo ratificó al resolver, entendiendo que de haber quedado en libertad podía entorpecer el accionar de la justicia, como ya lo había hecho en los primeros días después del crimen.
Ávila solicitó luego que la calificación fuera “Homicidio agravado por ser cometido en ocasión de un espectáculo deportivo” y siguió contando todo lo que consiguió la Fiscalía hasta aquí: el acta policial, la entrevista con la pareja de Ivana, los informes de autopsia, los llamados al 911, cámaras de seguridad, entrevistas en Fiscalía a varios testigos y a tres testigos de identidad reservada que brindaron información clave, además de un mail de una persona que pidió reserva, el informe sobre el uso de la tarjeta SUBE de Cabrera, las llamadas e impacto de antenas, y el relevamiento fotográfico que dio cuenta del cambio de fisonomía del imputado. La mujer de Cabrera, había dicho sobre esto último: “Hace diez años que soy su pareja. Hace cinco que usa rodete. Justo ayer se lo cortó, el día anterior a que salga el video del MPA”.
Luego Daniel, el marido de Ivana tomó la palabra con mucha emoción. Y narró lo que pasó aquel sábado, cuando volvían a su casa tras ver ganar a Central: “En la esquina de Montevideo, los vi que se agacharon, agarraron piedras y nos tiraron. Eran tres y los tres tiraron. Cuando me doy cuenta que le pegaron a Ivana, freno”. Y el relato de la escena, siguió: “En ese momento veo que dos de ellos se van para el lado de Richieri y otro viene para mi lado a pegarme. Es en ese momento que saco la linga, que tenía atravesada en el pecho y trato de defenderme. Forcejeamos y justo ahí para un auto del que se bajan dos mujeres gritando. Ahí me doy vuelta y veo a Ivana que no se levantaba. Voy con ella y el que me había venido a pegar se lleva mi linga, para el lado de Callao”. Esa es justamente la imagen que se veía de Cabrera en el video del MPA que pedía colaboración para dar con la identidad de los sospechosos. A él se lo veía escapando y tirando esa linga.
La palabra del padre y el marido de Ivana, la respuesta del acusado
Después fue el turno del abogado defensor, Sergio Larrubia, que procuró establecer cierta “normalidad” en lo hecho por su defendido: “Pasa siempre después de los clásicos. No hubo homicidio, ni dolo, fue una agresión”, dijo. Y enseguida quien pidió la palabra fue el padre de Ivana.
Con un tono de voz muy bajo -el juez debió pedirle que eleve la voz- y cierta timidez, Raúl Garcilazo dijo: “Acá dicen que no fue un delito. Si fue así, ¿me pueden explicar cómo pasó que mi hija tenía en la cabeza el agujero del tamaño de una baldosa?”. Y cuando se hacía silencio en la sala 10 se podían escuchar los bombos de quienes afuera acompañaban a la familia de Ivana, pidiendo justicia.
Unos segundos después, hablaba Daniel, marido de Ivana y testigo principal de los hechos de los cuales también fue víctima y apenas una casualidad o la falta de puntería hicieron que no corra la misma suerte que su mujer. Con la misma humildad que su suegro, preguntó al acusado: “¿Por qué lo hiciste?¿Qué sentiste?”. Antes había dicho que su pareja era un ser de luz y que él creía que todavía no se había apagado, aunque sabía que ya no la podría volver a ver.
En ese momento, el juez preguntó a Cabrera si quería responder. Y el acusado dijo: “En ningún momento quise matar a nadie, de hecho no lo hice. Acompaño en el dolor a la familia. Tengo hermana y madre, que son de Central. Y estoy a disposición de la justicia para que esto se aclare”.
Al escucharlo -y más allá de la valoración legal que se le pueda dar en un juicio a lo que acababa de decir Cabrera- resonaba entre algunos de los asistentes a la audiencia un clásico texto de Sigmund Freud sobre el rol de la negación en el discurso. En aquel viejo escrito, el fundador del psicoanálisis describía una sesión en la que el paciente relataba un sueño comprometedor y finalizaba diciéndole a su analista: “Usted cree que la persona del sueño es mi madre, no lo es”.
El diálogo con la prensa y el dato sobre Reifenstuel en Bolivia
Luego de la audiencia, el fiscal Gastón Ávila dialogó con los medios de comunicación en el CJP y brindó un dato hasta el momento desconocido: Reifenstuel salió del país antes de que el MPA revele su identidad vinculada al crimen. Antes de eso, ya se sabía que había decidido dejar de concurrir a la escuela en la que trabajaba en Pérez y había dejado su hogar en esa localidad, “donde inclusive abandonó a su perro”, dijo el funcionario del MPA.
El profesor de química y ahora prófugo hace casi veinte días podría estar en Bolivia, de acuerdo a lo que informó Ávila y habría cruzado por un paso que no es custodiado por Aduana. “Tenemos información de que habria cruzado por la localidad de Salvador Mazza. Ya tenemos un alerta roja de Interpol y hemos alertado a las autoridades de Bolivia para poder dar con él”, sentenció. En la casa que dejó vacía en Pérez, que fue saqueada por sus vecinos, Reifenstuel dejó un pasaporte vencido.
El fiscal Ávila, a cargo de la investigación (Foto: Farid Dumat Kelzi)
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