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Opinión
POR FEDERICO ANGELINI

Cambiar la lógica del pasaje solo de ida

Por Federico Angelini

(Diputado Nacional Juntos por el Cambio y vicepresidente del Pro)

En Argentina la tasa de desempleo, según los datos oficiales, señala que casi un tercio de los ocupados (28%) trabaja por cuenta propia y que, entre los asalariados, 3 de cada 10 trabajan en la informalidad. Por cierto, la informalidad y el trabajo por cuenta propia van en aumento, evidenciando una creciente precarización laboral en nuestro país.

De acuerdo a los datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, un cuarto de los jóvenes argentinos de entre 16 y 24 años está desempleado. Es decir, la tasa de desempleo en los jóvenes casi triplica a la de la población adulta en general y viene ampliándose desde 2004.

A esta situación debemos sumarle que durante los últimos 2 años de gobierno, quedó en evidencia que muchos de los que dicen defender la educación pública, lejos están de generar políticas de largo plazo. Por el contrario, a diferencia del “relato”, el único distrito donde se ha mejorado exponencialmente la educación pública en las últimas décadas fue en CABA. En tal sentido, los datos son concretos: CABA es el único distrito que aumenta la matrícula pública por sobre la privada.

Se estima que, anualmente, en Argentina existen entre 5.000 y 15.000 puestos de trabajo que quedan sin cubrir por la falta de profesionales o técnicos capacitados. Por tanto, una gran cantidad de pymes y emprendimientos argentinos de todo tipo de industrias y sectores no consiguen en el mercado mano de obra capacitada para cubrir las posiciones, a pesar del elevado desempleo existente en el país.

Desafortunadamente, la ley de teletrabajo votada en Argentina durante 2020 fue una nueva oportunidad perdida para avanzar en mejoras concretas en el sector de nuevas tecnologías, que es uno de los que más empleo genera. Sin embargo, hoy la legislación laboral no prevé las modalidades necesarias de contratación para que puedan desarrollarse.

Por estos motivos, entiendo que es fundamental y urgente debatir con seriedad una reforma laboral integral como política de Estado, que comprenda un conjunto de modificaciones al marco legal vigente, con el objetivo de incrementar la productividad y reducir el sobrecosto y el riesgo laboral. En ella debemos incluir, además, un mejor contrato de trabajo, con mayor flexibilidad para las pymes, habilitar negociaciones salariales por rama de actividad y bregar por un modelo sindical transparente, que asegure el pleno ejercicio de la libertad individual y colectiva.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de los sindicatos aliados a los Moyano, que prohíben el cambio y el avance, no defienden el trabajo, ni a los que trabajan informalmente, ni a los que están desempleados, ni a los jóvenes que quieren progresar. Solo defienden sus cajas y sus intereses para perpetuarse en el poder.

Simultáneamente, es imperioso debatir sin miedos ni pruritos cómo modernizar la oferta estudiantil, para que los alumnos se preparen para los empleos no ya del futuro, sino del propio presente, que lo estamos dejando pasar con programas de enseñanza vetustos y que no acompañan la oferta del mercado laboral.

Entiendo que consensuar un cambio de esta naturaleza es difícil con un gobierno que hasta hace un año militaba el cierre de los centros de enseñanza y nos trataba de asesinos a quienes queríamos reabrirlos. Pero a esto nos referíamos cuando levantábamos la voz por las aulas presenciales: a no hipotecar el futuro, que es la educación, la formación y la capacitación de las futuras generaciones.

El Kirchnerismo quiere ignorantes e ineptos. Eso es el populismo. Perpetuarse en el poder, empobreciendo económica e intelectualmente a sus poblaciones, mientras googlean nuevas víctimas para echarle la culpa de sus catástrofes.

Hay otro camino, que es el de darle la mano a todos los sectores de la economía, a la educación no formal, a los institutos de enseñanza y a las universidades. En ellos tenemos que centrar los debates principales para que puedan competir con el mundo y para que los talentos que hoy sacan pasaje de ida en Ezeiza, saquen de ida y vuelta o para irse de vacaciones o por viaje de negocios en una empresa argentina o en un emprendimiento propio que les permita desarrollar su conocimiento. Esa lógica cargada de angustia que representa un pasaje sin retorno debe cambiar. Porque en esos despegues de aviones se van porciones de futuro de nuestro país.

Federico Angelini
Vicepresidente del PRO Argentina – Diputado Nacional de JxC

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