Seis días después de su regreso a Brasil, Jair Bolsonaro comenzó a enfrentar los primeros problemas. Este miércoles debió concurrir a la sede de la Policía Federal para responder sobre las joyas que recibió de Arabia Saudita cuando era presidente y que conservó tras dejar el poder sin estar autorizado.
El exmandatario prestó testimonio durante tres horas. La declaración “transcurrió de manera absolutamente tranquila. Respondió a todas las indagaciones hechas por la Policía Federal. Fue una muy buena oportunidad para aclarar los hechos”, dijo en las redes sociales el exministro Fabio Wajngarten, un estrecho colaborador del exmandatario.
La Policía convocó a Bolsonaro para que dé explicaciones sobre los tres paquetes de joyas que recibió como regalo por parte de las autoridades de Arabia Saudita durante su mandato. La existencia de estos regalos fue revelada por la prensa brasileña en las últimas semanas.
Bolsonaro se quedó con dos lotes de joyas valuadas en 100.000 y 75.000 dólares respectivamente. Por ley debería haberlos entregado al Estado.
Un tercer conjunto de joyas, valoradas en 3,2 millones de dólares, fue confiscado a fines de 2021 en la aduana, en el aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo. El paquete fue hallado en la mochila de un asesor que integró una delegación oficial de Bolsonaro, que trató de introducir las joyas en el país sin declararlas.
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Los abogados del exmandatario aseguran que Bolsonaro no cometió ninguna ilegalidad. Además, los letrados depositaron los dos paquetes de joyas que estaban en poder del expresidente en un banco público, a instancias del Tribunal de Cuentas.
Desde que dejó el poder el 1 de enero, Bolsonaro no tiene fueros. Por ello, debe responder en la Justicia común ante los distintos casos en los que es investigado, entre ellos por difundir información falsa y supuestos abusos económicos y de poder.
En la Corte Suprema hay abiertos cinco procesos, uno de los cuales intenta determinar la autoría intelectual del asalto a las sedes de los tres poderes de la Nación, el 8 de enero pasado, por miles de bolsonaristas para intentar forzar un golpe contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
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