Tras el recrudecimiento de las tensiones entre Rusia y Ucrania, el mundo vive semanas de zozobra esperando la tan promocionada invasión militar de los rusos aunque luego de la reunión del Cuarteto de Normandía (Rusia, Ucrania, Alemania y Francia) se firmó un compromiso de no agresión al menos hasta mediados de febrero.
Ucrania, territorio estratégico
Vale destacar que la importancia estratégica de Ucrania responde a dos factores, uno de ellos es la cantidad de gasoductos que pasan por su territorio para abastecer de gas ruso a Europa (El 37% del gas consumido por la Unión Europea proviene de Rusia y Ucrania cobra un “peaje” que representa el 3,8% de su PBI). Otro de los puntos importantes es la cercanía entre ambos países por lo que el gobierno de Vladimir Putin busca que la OTAN le asegure que Ucrania y Georgia jamás ingresarán en la alianza militar, exigencia que por el momento es denegada.
El objetivo de Rusia es no perder la influencia que tiene históricamente en el este de Ucrania y que no se instalen misiles nucleares en terreno ucraniano que podrían alcanzar las principales ciudades rusas sin que desde Moscú tengan capacidad de reacción.
La ayuda internacional a Ucrania
En el corto plazo parece improbable que la OTAN despliegue fuerzas terrestres en Ucrania ya que sería considerado prácticamente como una declaración de guerra a los rusos. Dentro de la alianza militar hay países que están comprometidos con Ucrania como el caso de Gran Bretaña que envió 1200 sistemas anti-tanques con 30 militares expertos que capacitan a las fuerzas ucranianas para su utilización. Además en noviembre de 2021, ambos países firmaron un acuerdo donde Londres se comprometió a mejorar la capacidad de las fuerzas marítimas de Kiev con la provisión de nuevas embarcaciones.
Desde Estados Unidos intensificaron el envío de armamento a Ucrania ya que el propio Joe Biden considera que en algún momento sucederá la invasión rusa aunque no mandó efectivos militares a territorio ucraniano. Las administraciones estadounidense y británica ordenaron el retiro de personal diplomático de Kiev debido a la latente posibilidad de la incursión militar de Rusia.
Estonia, Letonia y Lituania enviaron armamento a Ucrania debido a que también comparten frontera con Rusia y temen que en una escalada militar, Putin también apunte contra ellos.
Alemania decidió no tener una actitud tan agresiva con Rusia y anunció que no enviará armamento a Ucrania. Además, prohibió a terceros países que manden recursos militares de fabricación alemana a ese país. Esta decisión de la flamante administración de Olaf Scholz, sucesor de Merkel se debe a su total dependencia del gas ruso.
La Unión Europea y Estados Unidos amenazaron a Rusia con aplicar graves sanciones económicas si invade territorio ucraniano.
Por su parte, varios países de la OTAN enviaron aviones y barcos a países del este europeo que integran la alianza militar con la intención de disuadir a los rusos de invadirlos.
Putin y Ucrania, un conflicto que se acentuó en los últimos años
Desde 2014, la influencia de Rusia en Ucrania descendió notablemente debido a las protestas en territorio ucraniano que se conoció como Euromaidán y terminó con la renuncia del presidente Víktor Yanukóvich (prorruso). Luego de este suceso, se instaló en Kiev un gobierno proclive a seguir los lineamientos de la Unión Europea.
Tras esta situación, Putin buscó mantener su influencia en zonas de Ucrania donde hay un fuerte sentimiento ruso y anexionó de facto la península de Crimea. Asimismo se fundaron las repúblicas populares Donestk y Lugansk que quedaron administradas por gobiernos títeres de Rusia.
Una de las metas de Putin es que estos territorios tengan representación en el parlamento ucraniano para que se revitalice la influencia rusa en ese país, situación que por el momento está lejos de cumplirse.
Desde el Kremlin planifican una intervención militar que se realizará de manera rápida con una duración de entre 6 y 8 semanas. Los rusos invadirán inmediatamente si se produce un ataque ucraniano a Donestk y Lugansk, ya que tendrán la excusa de defender a sus ciudadanos, debido a que hay 500.000 personas en esas repúblicas que cuentan con pasaportes expedidos por el gobierno de Putin en 2014.
La estructura militar ucraniana
La capacidad militar de Ucrania creció notablemente desde 2014 debido a que el gobierno incrementó exponencialmente el presupuesto en Defensa aunque no está en condiciones de enfrentar a las tropas rusas. Las características geográficas de la frontera entre ambos países favorecen a Rusia porque son extensas llanuras donde la artillería y la aviación rusa podrían generar graves problemas a las fuerzas ucranianas. Los 1500 kilómetros de frontera hacen que Ucrania no pueda protegerla en toda su superficie y además tiene la amenaza de un ataque de Bielorrusia, país aliado a Putin.
La ventaja ucraniana es el conocimiento del territorio y en caso de una supuesta invasión debería procurar por generar una cantidad importante de bajas en las tropas rusas para que el Kremlin emprenda la retirada. Las fuerzas de Kiev no están en condiciones de repeler este tipo de ataque y debería utilizar una táctica de desgaste, algo que ya ocurre en algunas zonas desde 2014.
En estos momentos, con asesoría de la OTAN, están fortaleciendo sus armas anti-aéreas y anti-artillería y están entrenando a 100.000 reservistas que formarán parte del ejercito en caso de ser necesario. Según expertos militares, para Ucrania será clave cuidar la moral de su tropa cuando vea como Rusia despliegue su capacidad armamentística en una potencial invasión.
La población pro-rusa en Ucrania
Dentro del territorio ucraniano vive una gran cantidad de población que es pro-rusa que no ve con malos ojos una intervención militar del Kremlin. Además de Lugansk y Donestk, los rusos podrían contar con el apoyo de civiles en territorios como Járkov y Odesa, lo que dificultaría notablemente la capacidad de las fuerzas de Ucrania en resistir un ataque.
Por su parte, todo el mundo se mantiene expectante esperando una resolución de este conflicto. Desde Europa trabajan a contrarreloj para aliviar tensiones y evitar un conflicto armado que podría perjudicar la normal provisión de un elemento tan vital como el gas en pleno invierno.
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