La lava del volcán Cumbre Vieja comenzó a perder velocidad y encendió las alarmas en La Palma. Por estas horas, los expertos temen que se extienda por la localidad en vez de fluir hacia el mar, lo que podría causas grandes pérdidas.
El enorme río de piedra volcánica derretida se frenó hasta desplazarse apenas a cuatro metros cada 60 minutos. El lunes, al día siguiente de que comenzara el fenómeno, se movía a 700 metros por hora y su destino natural parecía ser el Atlántico, pero las cosas cambiaron.
Según explicó el vulcanólogo Stavros Meletlidis, del Instituto Geográfico Nacional, las coladas de lava se volvió más gruesa y en algunos puntos alcanza los 15 metros de altura. De acuerdo con los reportes oficiales, hay 166 hectáreas cubiertas y más de 350 viviendas destruidas.
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