El fiscal Franco Carbone desnudó este miércoles una oscura trama de aprietes al presidente de Newell’s, Ignacio Astore, por parte de la barra del club comandada desde la cárcel por Los Monos. Desde el manejo de entradas hasta extorsiones por un mal resultado de la Lepra, la acusación dejó a la vista cómo un grupo de violentos que comandaba el paraavalanchas del Coloso se manejó a su antojo en los últimos años en la institución del Parque Independencia.
Los acusados formalmente hoy fueron Leandro “Pollo” Vinardi, uno de los líderes de la banda Los Monos preso en una carcel federal, su pareja Sabrina Barrías -con permiso judicial para comunicarse con él extramuros-, el hijastro de ambos, Emir Rodríguez y Luciano “Lucho” Gallardo. Para muchos este último era el “jefe” de la barra brava leprosa. Sin embargo en la audiencia quedó en claro que en su liderazgo era la cara visible de otros violentos.
En agosto de 2022, por ejemplo, Carbone mostró cómo los mafiosos que mandaban en la popular de Newell’s apretaron a la dirigencia tras una derrota con Godoy Cruz por 2 a 1. Como Astore se negaba a poner plata, atentaron contra el Hospital Privado Rosario, ligada en forma privada al presidente del club, que es médico.
Más acá en el tiempo, entre la evidencia presentada, desde el MPA se exhibieron pruebas de presiones a la dirigencia cuando fue la despedida de Maxi Rodríguez. Aquel evento tuvo a Messi y Di María en cancha, con Scaloni como uno de los técnicos. Ese día, Los Monos desplegaron un enorme telón que se vio en todo el mundo con la imagen de un mono (por Cantero), un toro (por Damián Escobar, otro narco también preso) y un pollo (en referencia a Vinardi, acusado hoy).
Al finalizar el partido que jugó Newell’s con Independiente Rivadavia de Mendoza hace dos semanas, desde la popular se arrojaron bombas de estruendo a la cancha. Carbone y el fiscal Socca acusaron por el hecho a Emir, hijastro de Vinardi. El trasfondo, se supo hoy, era una disputa por el manejo de 1700 protocolos que el club le da a la barra.
Ese día, la interlocutora de NOB con la barra le había dado las entradas al otro sector de los “pesados” que manejan la popular: el del “Rengo” Ficcadenti y el “Bebe” Di Vanni. Finalmente, esos ingresos fueron devueltos al club, pero la bronca quedó. Por eso las bombas a la cancha y la balacera a la dirigente del club unos días después.
Ficcadenti y Di Vanni, que no fueron acusados hoy por estos hechos, habían sido imputados la semana pasada por balear la casa de Di María en Funes. En esa audiencia, el fiscal Socca leyó conversaciones de enero pasado en las que Guille Cantero, jefe de Los Monos, alentaba desde la cárcel al “Rengo” a tomar el poder en la barra.
En ese marco, Ficcadenti atacó la casa de Di María para ganar visibilidad entre sus pares. Cuando finalmente “Fideo” decidió quedarse en Portugal, mandó varios mensajes diciendo: “Fue un éxito, desistió”. Y pretendió cobrarle al club su gesto violento.
Todo lo dicho se da -en esta semana- en un marco muy particular: este sábado habrá una nueva edición del Clásico en Arroyito y el jueves hay banderazo en el Coloso, en la previa del partido con Central. Anoche, dos hombres en moto llegaron hasta el Parque Independencia y dispararon al aire frente a la puerta 6, la principal del estadio de Newell’s. Y el domingo por la noche, hubo una balacera en Villa Gobernador Gálvez que dejó herido a otro hijastro de Vinardi. La situación es de máxima tensión, pero desde el club y desde el Ministerio de Seguridad dijeron: “Los violentos no nos van a ganar”.
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