Seis años atrás, el 10 de mayo de 2015, el femicidio de Chiara Páez iniciaba la primera gran movilización bajo el lema #NiUnaMenos. El cuerpo de la adolescente de 14 años fue hallado en el patio de su novio, Manuel Mansilla quien según los peritajes la había matado a golpes y luego enterrado.
“Nos están matando” y “Tenemos que levantar la voz” fueron algunos de los mensajes que más repercusión tuvieron en las redes sociales. A los pocos días -3 de junio-, las calles se colmaron para decirle basta a la violencia contra la mujer. El caso de la joven de Rufino se convirtió en un emblema por lo que significa para la lucha feminista.
En otra fecha especial, tanto su padre como su madre la recordaron. Esta última, Verónica Camargo aseguró que “el apoyo de la comunidad” es lo que la ayuda a “seguir adelante pese al dolor de no tenerla”. “Chiara era amorosa, divertida, con un carácter fuerte pero muy dulce”, expresó.
Por otro lado, la sentencia del femicida “aún no está firme”. Según Camargo, están esperando que “el tribunal de Santa Fe se expida” destacó. “Ojalá de una vez por todas sigan dejando de apelar, porque Mansilla es un asesino“, afirmó.
El caso de Chiara
Chiara Páez era una adolescente de 14 años, de la localidad santafesina de Rufino que desapareció la madrugada del 10 de mayo de 2015 luego de salir con un grupo de amigas y decirles que iba a encontrarse con su novio.
Ese domingo la familia denunció que no había regresado a su casa y la Policía rastrilló el pueblo junto a los vecinos para encontrarla. El cuerpo apareció horas después enterrado en el patio de la casa familiar de Mansilla, quien según los peritajes la había matado a golpes.
La autopsia determinó que Chiara había tomado un antiflamatorio utilizado para abortar, pues cursaba un embarazo de ocho semanas que su madre había aceptado, pero que la familia de su novio no quería que continuara.
Comentarios