La historia de los emojis ya tiene 40 años. La idea nació como forma de transmitir emociones a través de líneas de texto con dos o tres caracteres, fue un éxito instantáneo y acompañó al desarrollo y consolidación de la comunicación digital desde entonces.
Cuatro décadas después, los emoticones y emojis se convirtieron en un elemento central de nuestras conversaciones diarias, no solo en Internet, sino también fuera de la red. Esta es la historia del nacimiento de 🙂, el primer smiley.
Todo empezó en septiembre de 1982 en la Universidad de Carnegie Mellon, -Pittsburg-. En esa época, profesores y estudiantes de Informática, se enviaban mensajes a través de Arpanet, la red precursora de Internet, y los publicaban en muros digitales de los diferentes foros online.
Scott E. Fahlman, un investigador de la universidad, notó que mucha gente solía quejarse por ciertos mensajes y respondían indignados. La comunidad que participaba en estos foros estaba formada en su mayoría por informáticos con favoritismo por el sarcasmo y el humor irónico. Por lo tanto, muchas publicaciones pretendían ser divertidas y en broma.
Como algunos no comprendían la intención de algunos mensajes, se ofendían y se enojaban. Y era entendible: los mensajes de texto carecen de los elementos que dejan claro en una conversación lo que alguien quiere decir. El tono de voz, así como las expresiones faciales y los gestos están ausentes en la comunicación escrita.
Para evitar cualquier confrontación se discutió la posibilidad de etiquetar los chistes como tales y, Fahlman sugirió la combinación ideal: dos puntos, guion y paréntesis, los cuales debían mirarse de costado. Así nació el primer emoji, el “smiley” 🙂.
Tiempo después, el investigador explicó que en realidad él solamente quiso divertir a las pocas personas implicadas en las conversaciones. Sin embargo, dio en el blanco de algo que faltaba en la comunicación digital.
Comentarios